Hay muchos mitos en torno al lobbismo, «el rechazo en términos de percepción es latente», afirmó Daniel Mehrad el pasado viernes 17 de abril en la penúltima sesión del curso del Club de Comunicación Corporativa. Daniel es Director Asociado de Asuntos Públicos y Lobby en Political Intelligence y ex alumno del Máster en Comunicación Política y Corporativa (MCPC) de la Universidad de Navarra. 

La cercanía al poder que los asuntos públicos (public affairs) requieren es una de las razones por las que los mitos en torno a la actividad se mantienen. En los últimos años, muchas consultoras de comunicación en España han estado creando departamentos de Public Affairs, la oferta crecía a medida que la demanda se hacía más quisquillosa y el trabajo se profesionalizaba. El mercado alcanzó madurez rápidamente y esta profesionalización llevó a las compañías a darse cuenta de que deben velar por sus intereses de manera individual porque es imposible llegar a ningún consenso para regular la actividad.

Según un informe de Burson Marsteller y CariotipoMH5, las organizaiones profesionales y las sectoriales, seguidas de las compañías, son los principales lobbistas y, tras ellos, ONGs, sindicatos y think tanks. Cuando se habla de lobbismo, hablamos esencialmente de representación de intereses. La primera manera de representar intereses es votando, un programa, un partido politico, una ideología. La participación política, sin embargo, no se limita al voto, y hoy es tan fácil que han surgido términos como el clickactivismo. 

A pesar de todo, desmitificar el lobby sigue siendo un reto y aceptarlo es parte del ejercicio de la democracia moderna. A efectos prácticos, afirmó Mehrad, la definición de public affairs es la representación profesional de intereses legítimos (que no legales) de determinados actores de la sociedad ante los poderes Ejecutivo y Legislativo a cualquier nivel dentro del marco legal. Es importante resaltar que cualquier cosa que se salga del marco legal no es, ni mucho menos, lobby.

¿Por qué hacer lobby? 

La OCDE define al lobby como un instrumento de las democracias modernas. Aporta información «experta» que debería ayudar a formular mejores políticas públicas. A pesar de todo, es el representante político el que toma la decisión, no el lobbista (que sólo da la información en el momento y del modo oportunos). El lobbista es responsable de la información, pero no de la decisión, porque, a diferencia del representante, no fue elegido para ello.

Hoy el entorno económico está hiperregulado debido a la evolución del Estado moderno, el diálogo político y corporativo es necesario por eso. Los public affairs deberían ser considerados un servicio estratégico. El gran reto de los consultores es mejorar el entorno de negocio con los servicios. Mientras que liderar cambios políticos y normativos es el objetivo último, construir tu reputación y legitimidad es esencial para que cuando quienes tienen la última palabra vayan a hacer algo, piensen en ti.

Daniel Mehrad durante la sesión

 Las claves del lobbying:

1. Metodología: ser meticuloso y tener planes de trabajo definidos, pensando en todos los escenarios posibles para evitar sorpresas y estrategias fallidas. 

2. Sensibilidad política: lo da la experiencia, conocer los plazos, tiempos y necesidades de los decisores, cuándo es el mejor momento o el peor, cuándo puedo agacharme y salir. 

3. Contactos: entendido como la habilidad para encontrar, mantener y saber cuando activar los contactos. 

Las 10 reglas de oro

  1. Trabajar en objetivos alcanzables, es importante gestionar las expectativas. 
  2. Asegurar información al día, estar actualizado.
  3. Conseguir aliados, es mejor que hable un tercero de ti que tu mismo. 
  4. Construir consenso, es más fácil sacar algo adelante si lo promueven diversos actores que si lo hace uno.
  5. Preparar los mensajes, nuestra mayor herramienta son los argumentos, en qué justificamos nuestras propuestas (política, económica, social y legalmente).
  6. Identificar a la audiencia y al objetivo, moldear la realidad en función de los stakeholders. 
  7. Aportar conocimiento.
  8. Crear un debate público, no siempre interesa crear debate. 
  9. Aprovechar la agenda política.
  10. Aportar soluciones.


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